Dicen que los sueños se cumplen…que pasaría si las pesadillas también.

Sabían que el cerebro es uno de los tres órganos además del corazón y el hígado que jamás paran. Funcionan desde antes de nacer hasta que nos llega la fecha de caducidad. De hecho, el cerebro es el último que se muere, se ha detectado actividad cerebral hasta 2 minutos después de que para el corazón.

– ¡Miento, descaradamente! Se me olvidan los riñones, los pobres tampoco paran y cuando paran… ¡Santo de la Oreja Mocha! Se arma un desmadre descomunal en el cuerpo.

Volvamos al cerebro, esta computadora maravillosa es la que gobierna al cuerpo humano y la que nos hace soñar. Es en el cerebro donde los sueños nacen y se mueren. Sí, los sueños se mueren en el cerebro cuando los olvidamos y simplemente los mandamos al archivo muerto.

Todos los días soñamos, cada vez que ponemos la cabeza en la almohada nuestro cerebro se encarga de generar sueños “oníricos”. Cuando estamos despiertos el cerebro es el que nos da ese chispazo que nos hace desear hacer algo; coloquialmente conocido como desear cumplir un sueño.

Según los expertos, los sueños oníricos son la forma en que el cerebro procesa/guarda información adquirida durante el día y nos ayuda a resolver problemas, o simplemente es la salida de nuestros deseos inconscientes -Diría, el buen Sigmund-

Los sueños (despiertos) son deseos que queremos hacer realidad. Aquí tengo que citar a Hanne:

“A los sueños hay que ponerles fecha, porque cuando les pones fecha, se convierten en objetivos entonces para cumplir el objetivo haces un plan, ejecutas el plan y voila, cumpliste tu sueño”.

Sino me creen pregúntenle a la Princesa Kate, ella soñaba con casarse con William y lo logró. A Madona, a Lady Gaga o al primo de un amigo que ahora es empresario. Pregunten a cualquiera que dice haber alcanzado su sueño, el trabajo descomunal que esto implica.

¿Pero que pasa con las pesadillas? Según la ciencia de la psicología, las pesadillas expresan nuestros miedos o en mi caso, son reflejo de lo que estaba viendo en la tele antes de dormir.  Como diría el amigo de un amigo. “Yo no tengo pesadillas porque mi conciencia está tranquila” – ¡Ja jaja!

Los que han andado por aquí (en mi columna) ya saben que cuando veo películas de zombies o de acción antes de dormir siempre termino soñando lo que podemos llamar “la secuela”. En mis sueños corro por mi vida para que no me muerdan los zombies. Soy una heroína de acción -al más puro estilo del 007- atrapo a los malos en tacones de aguja de 10 cm.

¡¡Recuerden que el estilo jamás se pierde!! Hasta en mis sueños llevo tacones.

Alguna vez, me quede dormida viendo un documental sobre el Everest después de atascarme una mega hamburguesa, con papas y un helado de postre. En este sueño yo estaba escalando el Everest y de pronto me resbalaba, en mi caída lograba sujetarme de una mano que me detenía. La mano de un cadáver enterrado en la nieve. -Cabe mencionar que el documental habla de los cadáveres en el Everest-

Allí estaba yo colgada de la mano de un cadáver con mis piececitos con crampones colgando al vacío. Mi “Yo” del sueño estaba buscando donde clavar los crampones para subir.  Cuando mi cerebro empezó a despertar del coma digestivo en el que se encontraba. Al día de hoy puedo imaginar a mi cerebrito frente a mi hablándome, con la voz de la razón.

Lo primero que dijo fue: ¡Wey! Estamos en el Everest y estas sujetando la mano de un cadáver congelado, sin guantes.

Lo que siguió fue algo así:

– Estas consciente que no nos gusta acampar y odiamos el frio.

– Ya sé, pero esta es una oportunidad única no la podía dejar pasar, me puedo aguantar como los “Machos” el frio y dormir en el piso.

– Estamos a 8 mil metros sobre el nivel del mar y no tienes un tanque de oxígeno. (Obvio no se me el dato de memoria, recuerden que estaba viendo la tele cuando me dormí)

– Hay personas que han llegado a la cima sin tanque.

– Hay personas, cierto. Solo que somos fumadores, recuerdas. Por cierto, me gustan tus lentes de nieve.

– Son Oakley, por supuesto. Le contestó sonriendo todavía colgada de la mano del cadáver.

Allí me cayó el veinte, yo no tengo lentes para nieve. A mi no me gusta escalar lo mío es bajo el mar, yo buceo. Lo mío es la playa, dormir en hotel y comer como pelón de hospicio después de las inmersiones. Ciertamente no me iba a ir a trepar a la cima mas alta del mundo donde hace un frio descomunal y no hay hoteles con agua caliente. – ¡Obviamente estaba dormida, soñando!

Claro que cuando desperté no pude evitar, voltear lentamente buscando el cadáver que me sujetaba. Lo único que había junto a mi era mi perro, que me miraba con carita arrugada porque tenia su mano atrapada. La pobre esperó con paciencia a que yo reaccionara para que la soltara.

Sin embargo, hay un sueño, que me atormenta y por lo tanto cae en la categoría de pesadilla. Ese sueño es repetitivo y sucede cada vez que tomo clases. Justo en la recta final y este semestre no fue la excepción.

Acabo de terminar el último semestre de una especialización y como cada vez que voy a recibir calificaciones, me ataca LA PESADILLA.

Mi peor miedo se transforma en un sueño que no tiene nada de errático. Es un sueño muy realista que me lleva a recorrer las escaleras del edificio B de la Facultad de Química a toda velocidad buscando a un profesor. Por lo que me despierto muy agitada y con las piernas acalambradas por “subir las escaleras del B”. -Para acabarla todo el día ando adolorida de las piernas (porque seguro las contraigo con mucha fuerza), como un recordatorio de lo podría pasar.

– En esta pesadilla me persigue desde que terminé la carrera, cuando estaba yo en el periodo de la revisión de estudios.

En la primera versión de este sueño estaba yo haciendo mi examen profesional y entraba una personita de atención a alumnos al salón de exámenes. Le decía algo al oído a la cabeza del jurado de mi examen, quien me indicaban amablemente que no podía continuar.  La razón, debía una materia de la primaria y todos mis estudios eran inválidos.

¡Yo debía español de segundo grado de primaria! La Miss Lina me había reprobado en español por mi letra de médico. Me había pasado a Webo porque la SEP iba a cerrar la escuela sí reprobábamos más de 10 la materia. El secreto había sido descubierto en la revisión de estudios. ¡Hasta mi calificación de teatro de la prepa era invalida!

Entonces yo salía corriendo del salón a buscar a Miss Lina en su laboratorio del 3er piso del edificio “B”. – ¡Ya sé que es una ridiculez! Mi maestra de la primaria por supuesto que jamás podría dar clases en la Facultad de Química. Fue maestra de primaria toda su vida y una experta en atormentar niños por su letra. Pero esto es una pesadilla, no tiene que ser lógica.

La versión más reciente, es todavía peor, porque me van a quitar el título. Mi hermoso y amado titulo con su foto horrible donde parece que tengo un ojo mas chiquito que el otro y labios tipo Celia Cruz. El cual tarde como 2 años en recoger porque mi subconsciente creía que no me lo iban a dar porque “reprobé español en segundo de primaria”.

 – No es cierto, no lo fui a recoger a tiempo porque mi horario de trabajo y el de oficina de títulos eran incompatibles-

Volviendo a la nueva versión de mi pesadilla. Esta es una especialización, así que la revisión de estudios no es hasta el kínder – ¡gracias a todos los dioses! -, solo hasta la carrera.

Sin embargo, en mi sueño cuando voy a recoger el titulo nuevo me informan que me han quitado el título profesional, que tengo que devolver el pergamino, la cedula y la bata de laboratorio.

Para variar me pongo bien loca y me mandan a “Atención a Alumnos” de la Facultad para que me den explicaciones. En la Fac me dicen que como estábamos en huelga cuando tome la materia uno de los profesores no entrego el acta original solo una copia y todo el salón tenía que recursar o podría optar por la segunda opción. Hacer el extraordinario que se estaba llevando a cabo en ese momento en un salón del edificio “B”. Así que salgo corriendo como loca para encontrar al profesor y hacer el extraordinario.

Por si no han adivinado, mi peor miedo en la vida es que me quiten el título y que toda mi carrera se vaya por el excusado. Bueno no solo mi carrera, sino mi vida entera porque me la paso estudiando debido a mi trabajo.  

Ni los zombies, ni los malos, ni los cadáveres en el Everest me dan tanto miedo como que me hagan regresar mi Título.

– Ya sé, que es super ridícula mi pesadilla. Pero a estas alturas de la vida ni loca vuelvo a cursar la carrera. Mejor me dedico a otra cosa. Solo que no me quiero dedicar a otra cosa. ¡Soy masoquista y que!

P.D. Ya tengo mi traje para la ceremonia de graduación; porque si pasé todas las materias. También tengo tema de tesis. ¡Título nuevo aquí vamos!

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Su formación profesional es en el área de las ciencias para la salud. Con 4 décadas de vida es una ciudadana más del planeta, irreverente, sin filtro boca cerebro y opinóloga profesional. Que nos comparte sus ideas.

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