ENERO. Nunca ha tenido más sentido el mote de “EL EQUIPO DEL PUEBLO”

Recuerdo que en junio del 2020 cuando la directiva que recién había adquirido al equipo, anunciaba que el Atlante dejaba Cancún y regresaba a sus orígenes, a su casa la Cuidad de México, me generó una profunda tristeza, ya no iba a poder ir a ver cada 15 días al equipo de mis amores. Tantos recuerdos tenia del Atlante en Cancún y unos de ellos muy especiales: decenas de partidos con mi papá que también recientemente había partido a hacerse uno con el universo.

Pero es que dicen que cuando todo va mal, hay que regresar al origen para retomar la esencia y los valores que nos hicieron lo que somos. Y el Atlante en Cancún (por más que me duela) se volvió un equipo patético, completamente contrario a los preceptos que distinguían a la tradición de más de 100 años del equipo, un equipo aburguesado… un insulto para una institución que se conocía como el “equipo del pueblo“; en Cancún parecía el equipo de los hijos de los empresarios, hoteleros, mujeres que soñaban acostarse con un futbolista, burócratas del gobierno que iban cada que les regalaban boletos, y de los seres mas asquerosos que existen: LOS VILLAMELONES y aficionados de otros equipos que son Atlantistas de ocasión. Por ejemplo, Cuando venían a jugar equipos de amarillo, azul o rojiblancos, no faltaba el insolente que nunca iba al estadio, pero como venía su equipo te decía: ¿Oye Beto, no te sobra un boleto?… váyanse ALV.

De tal suerte que después de hacer un berrinche de proporciones bíblicas y anunciar en redes sociales mi divorcio con el Atlantismo, empecé a ver con buenos ojos la mudanza. Y es que el nuevo dueño era un atlantista de origen, no era el típico empresario sin ningún tipo de empatía ni conocimiento de lo que es la franquicia, ni los valores o lo que representan los colores para su afición, el Lic. Escalante es uno de nosotros, un Atlantista más, pero con la diferencia que cumplió el sueño de todos “cuando sea millonario compraré al Atlante”.

Y al ser Atlantista empezó a ser cosas muy congruentes para nuestros ojos, como primer paso: regresó al equipo a la capital, segundo paso, ya en la capital: llevó al quipo a su casa “al estadio Azulgrana”. Sin embargo, faltaba lo mas importante, tener un equipo ya que todos los jugadores se habían ido con los antiguos dueños o finalizaron contrato, en pocas palabras no había jugadores, entrenador, cuerpo técnico; no había nada, solamente la ilusión de un nuevo dueño y las ganas de levantar un proyecto muy serio como hace 10 años no había.

Se contrató a un conocido de la institución el profesor Mario García otrora jugador del potro y prestigioso entrenador en la categoría (hasta decían que el era el que en verdad dirigía a Dorados de Maradona). Una vez al frente del proyecto Mario García literalmente se hizo de jugadores desechados de otros equipos y decir eso no es insultar o hacer menos a los jugadores, es un orgullo es una característica sumamente Atlantista y de ahí radica el éxito de este proyecto, del orgullo, de la sed de revancha, de salir adelante y brillar.

También se buscaron jugadores en el llano del centro del país, jugadores que ya estaban en el retiro como el Gansito Hernández que con su experiencia se convirtió en parte fundamental del equipo.

Después de conformar un equipo con toda la sangre y los bríos que toda la historia azulgrana les podría ofrecer, se procedió a enfrentar el primer torneo en esa liga de expansión totalmente descafeinada, sin un incentivo deportivo más que el económico, es como estar en el purgatorio sin esperanza de subir al cielo. Sin embargo, este equipo no necesitaba más incentivo que sus ganas de salir adelante, de ser reconocidos y de reclamar su lugar en la historia del equipo y del mismo futbol mexicano.

El proyecto ha sido sumamente exitoso, se han llegado a liguilla a todos los torneos desde que se regresó a la capital, se han llegado a dos finales y para coronar el proyecto se consiguió el ansiado campeonato, pero más que títulos revivió el Atlantismo, regresó al equipo a donde pertenece: al Pueblo, de nuevo somos un equipo guerrero, la garra y el amor a la camiseta son nuestro sello y el juego vistoso y siempre ofensivo es parte de nuestro ADN nuevamente.

Aun fata mucho para regresar al máximo circuito, pero sin duda ya dimos el primer paso y el mas importante, de nuevo somos Los Potros de Hierro del Atlante, “El equipo del Pueblo”, “Les guste o no les guste, les cuadre o no les cuadre el Atlante es su padre y si no CHSM”

Y aun que no los pueda ver en vivo cada 15 días, ahora los veo en la televisión o por internet cada semana y estoy seguro que mi papá desde arriba está orgulloso por este nuevo campeonato que sus prietitos le regalaron.

Nos vemos en la que sigue, aquí en la línea de gol.

Para ti pa’

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