ENERO. Feliz 2022 – ¡Sin Máscaras!

Como cada año, tenemos por lo menos mentalmente, la gran oportunidad de reiniciar no solamente el calendario, sino nuestra orientación en la vida, nuestros propósitos – si los tenemos – y también la forma en que nos relacionamos en los diversos círculos en los cuales interactuamos.
Es también un buen momento de tirar las máscaras que, quizá durante años, hemos venido poniendo entre nuestro verdadero ser y todos aquellos con quienes interactuamos.

Es un buen momento

¿Cuántas veces has pensado en hacer algo, solo para detenerte porque te asusta el “qué van a pensar o decir de mí”?

¿Te has puesto a pensar en lo bien que te sientes cuando llegas con tus mejores amigos, con tu pareja, con quienes puedes ser tal como eres, en comparación con otras situaciones?

Estamos acostumbrados a utilizar diferentes máscaras, dependiendo de la persona, el lugar, la situación en que nos encontremos, y es común escuchar comentarios como: “José nunca hubiera hecho eso, por lo menos el José que yo conozco”; o “Nunca la había visto así, tan relajada, tan alegre. No sabía que podía bailar tan bien”, cuando alguien cambia.

¡Son las Máscaras!

¿Qué son esas máscaras?

Cuando conozco a las personas íntimamente, o por lo menos como amigas o amigos, hay ocasiones en que las desconozco al verlas interactuar con otras personas, en ambientes diferentes.

De pronto, el tipo alegre, divertido, se torna tímido, inseguro, tartamudeante ante la presencia de alguien más. O la persona que se pasa la vida hablando mal de alguien más, de pronto la encuentras hablando con esa persona a la que sabes que no traga, como si fueran grandes amigas. La ejecutiva que siempre es alegre y con una personalidad maravillosa, en su trabajo se vuelve la más odiosa, regañona y aburrida.

La mayoría, en algún momento utilizamos máscaras, para cubrir nuestra verdadera identidad y personalidad, generalmente con el fin de poder encajar, ya sea en un grupo, o frente a una persona que significa algo para nosotros. Como en los bailes de máscaras, donde en teoría asisten todos enmascarados para ocultar su identidad – ¡y quizá poder hacer cosas que no podrían haber hecho con sus rostros descubiertos!

Son efectivas, pero incómodas. Sobre todo, incómodas y complicadas, cuando descubrimos que tenemos varias máscaras que utilizamos en diversas circunstancias: En la oficina, en la casa, con mis compañeras, con el jefe, socialmente, qué se yo.

Pero… es que me gustan

El problema, es que, a muchos les gusta la reacción que obtienen con determinada máscara, y deciden continuar utilizándola, a pesar de la incomodidad que representan.

Tiene su encanto actuar de una forma diferente.

Cuando escucho a personas que dicen: “Que divertido poder comportarme así”, les tengo que preguntar: ¿Y por qué no actúas así siempre? Quizá has vivido con una máscara permanente que ahora te cuesta trabajo quitarte.

Pregúntate: ¿Por qué no ser siempre la persona feliz que fuiste en ese momento en que te la quitaste, aunque haya sido por minutos y permitiste que tu ser, tu personalidad verdadera saliera a relucir?

Habrá quien diga:

  • Es que siempre he sido gruñón – Pues no lo seas.
  • Es que siempre he sido una persona muy alegre, pero disfruto más ser reflexivo – pues deja de ser el payaso social y haz lo que te gusta.
  • Es que todos esperan que les diga algunas palabras de motivación, cuando en realidad yo quiero estar bailando – ¡pues baila!
  • Es que muero por abrazar y besar a mis hijos, pero en mi familia eso no encaja si eres hombre – pues manda a la tiznada esa regla familiar y corre a abrazar y besar a tus hijos en tu casa, en la calle, en todo momento.

¿Por qué nos afectan?

Nos afectan, porque no nos permiten ser plenamente felices.

Porque no permiten que otros vean ese maravilloso ser que tú sabes que eres, porque traes puesta esa máscara que tú mismo decidiste sacar, o crear, o inventar.

Porque son una carga emocional. Tu ser se ve lesionado, cuando por un convencionalismo que quizá tú mismo inventaste, no puedes ser la persona que eres.

Quizá a eso se refieren algunos payasos, clowns, que lloran por dentro, mientras que por fuera tienen que sonreír. Su máscara les impide exhibir su verdadero ser, con sus fuerzas y debilidades, con sus alegrías y sus problemas, con sus necesidades y con su potencial para hacer muchas cosas más.

Por eso nos afectan las máscaras.

Una vez que las adoptamos y las probamos y vemos algún beneficio social o quizá económico y hasta amoroso, nos es difícil dejarlas de lado. La gente a nuestro alrededor espera que la usemos todo el tiempo.

¡A despojarse de ellas!

Estoy seguro que en algún momento, has tenido la necesidad de dejar de sonreír, de gritar, de decir “no”, cuando los demás esperan que digas que sí.

Se que, en ocasiones, has querido gritar y decir “basta”, pero el temor de que a alguien no le guste tu personalidad sin esa máscara de sumisión, te impide dejar salir a tu verdadero ser.

¿Cuántas personas van por el mundo queriendo gritar: “AYÚDENME”, pero se callan, porque temen que la sociedad no los comprenda?

La realidad es que, quizá, algunos no te van a comprender. Van a pensar que estás cambiando y no les va a gustar convivir con esta nueva persona que habla, que se expresa, que opina, que tiene una visión diferente del mundo, que grita a los cuatro vientos pidiendo ayuda, en vez de ser la persona sumisa que nunca se queja.

No te van a comprender, y está bien.

Están felices con la máscara, pero es hora de que conozcan a quien la porta. Es hora de que conozcan a tu verdadero ser.

No tengas miedo, solo ten cuidado.

Ser “Tú”, puede parecer – o ser – algo difícil.

Implica cambios, internos, de actitudes. Requiere la capacidad de expresar tu verdadera forma de pensar, y de reaccionar como en realidad quieres reaccionar, no como la máscara te dice que debes de hacerlo. Significa poder decirle a tu jefe: “No estoy de acuerdo”, cuando sabes que eso te puede costar el trabajo que tanto necesitas en este momento. Cuidar las formas se vuelve crucial.

Implica Valor. Dejar salir a tu ser verdadero, es un acto de valentía. Significa tener el gran valor de pararte al frente y decirle al mundo: “Esta o este, soy yo”, y si les gusto, es importante que me comprendan y acepten esta forma de actuar, de pensar, de expresarme, que para ustedes puede parecer nueva, pero para mí, significa congruencia.

Y da miedo. Mucho miedo.

Pero no te detengas. Es importante.

Tampoco tienes que ir a una plaza pública y gritar a los cuatro vientos: Me golpean, odio mi trabajo, no soporto a mi marido, me explotan en mi empresa, soy gay, me cuesta mucho trabajo ser el tipo divertido que crees que soy, no me gusta ser la “abnegada” esposa, quiero otra vida.

No. Aunque a eso quieres llegar. Quieres vivir tu vida como TU quieres vivirla. Y eso requiere un esfuerzo de tu parte, y seguramente mucho esfuerzo y buena voluntad de todos aquellos que se han acostumbrado a convivir con tu máscara.

No tengas miedo. Solo ten cuidado. No todo tiene que ser un evento dramático. Es posible hacerlo poco a poco… aunque con velocidad. “Poco a poco” significa actuar a DIARIO, no significa dar un primer paso hoy y el siguiente dentro de un mes.

Busca a tus aliados. Algunos con quienes puedas hablar de esto abiertamente, que te amen, que te quieran comprender.

Busca el momento adecuado, y si no lo encuentras ya, pues tu crea ese momento. “Te invito a tomar un café”, “necesito hablar de algo importante contigo”, son dos perfectos ejemplos de llaves que te permitirán crear tu ese momento para quitarte la máscara.

Una nueva forma de vida: Siendo el “TÚ” que eres, cuando te vas a acostar solo.

Lo que, si debes saber; es que, una vez que experimentes vivir sin máscaras, NUNCA querrás volver a ponerte una… a menos que sea para un baile de disfraces, o una fiesta sexy.

Vas a descubrir que siendo esa misma persona que se mira desnuda ante un espejo cada noche y cada mañana, sin reglas, sin máscaras, solo con la sonrisa que produce finalmente estar solo contigo, pero las 24 horas del día, es el mejor regalo que puedes darte.

Siempre habrá máscaras que querrás ponerte para un momento, para sortear una situación. Pero son máscaras desechables, como los cubrebocas.

Tíralas… no sirven más que en bailes, donde no quieres que te reconozcan

Te agradezco mucho que me leas y también tus comentarios aquí, abajito.

Que inicies un exitoso Nuevo Año, 2022… ¡sin máscaras!

Soy alguien enfocado en el crecimiento de las personas, desde mis inicios en la Organización Up with People/ Viva la Gente, hasta mi paso por empresas como General Motors de México y Novartis Farmacéutica y la fundación de mi empresa Human Links-Enlaces Humanos. Impacto en quienes me solicitan apoyo, a través de la asesoría o “coaching”, el entrenamiento vivencial, la capacitación y las conferencias. Escribo en algunas revistas y soy también Asesor Inmobiliario Certificado y cocinero aficionado.

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