Nadie puede ser realmente libre sin haber probado el libertinaje
Libertad y libertinaje son dos palabras a que la mayoría de las que las personas le tienen miedo o al menos sienten ”aversión” o “resentimiento”, yo diría que hasta envidia por quienes hemos disfrutado de ambas.
La primera porque muchas personas piensan que la libertad es sinónimo de soledad. La segunda porque a la mayoría de las personas sienten un resentimiento “moral”, pues ser un libertin@ también es conocido como hacer lo que escandalosamente te dé la gana y que te valga lo que los demás opinen -obvio ateniéndose a las consecuencias de.
Pero lo más interesante de esta idea es el momento en que esta frase hizo click en mi cerebro. Les voy a dar contexto de esta historia para que entiendan la profundidad de esta frase.
Corría el año de 2012 uno de los mejores y peores años de mi vida. Era diciembre, para ser exactos el 1ro de diciembre de 2012 y mi uno de mis mejores amigos, “partner in crime” y compañero oficial de eventos, se estaba casando. Nada más de recordar el evento siento murciélagos revoloteando en mi estómago.
El humano en cuestión es Carlos, monógamo serial y nuestro mejor compinche de fiesta. Carlos no solo era uno de mis mejores amigos, es muy inteligente, entonces tenía un cuerpo ejercitado, bailaba poca su ma, enciclopedia ambulante de toda clase de temas sin sentido, caballero en brillante armadura que te salvara de dragones, brujas malvadas, de Windows y hasta de Excel y el perfecto compañero para bodas, bautizos y quince años. Vamos la pareja perfecta para presentarle a tu familia y amigos.
Yo lo conocí en la universidad, amigo de mis amigos de esa época. Al mismo tiempo conocí a la novia del momento. La cual, no está de más mencionar, era celosa hasta la pared de enfrente. Me odiaba por mi complicidad con Carlos. Desde que nos conocimos hicimos click, éramos como Superman y la Mujer Maravilla, super amigos. Básicamente a la novia no le caia porque sabía que mi lealtad era para con Carlos, “no matter what” yo jamás lo delataría. Lo siento mis estimadas feministas, pero mi lealtad esta con mis amigos no con sus novias, esa es mi realidad. Como muchas de las relaciones de Carlos esta duro unos tres años, pero mi cercanía a Carlos duro hasta que dio el “Si, acepto” en la iglesia ese día. Su hoy esposa fue la Yoko Ono de nuestro grupo.
Volviendo a la boda. Asistí, como cualquier soltera orgullosa de su situación, fui a la boda sola. ¡¡No es cierto!! La neta es que no conseguí pareja para el evento; el resto de mis compinches tenía la fecha ocupada. Además, no es como que pudiera llevar de pareja al novio a su propia boda. ¡Que hubieran dicho los Limantur y los Rivadeneira! Así que sola como la ultima Coca del desierto; sin que nadie sediento se enteré que está allí. Vestida como Diva me presenté al evento.
Afortunadamente para mí, no era la única de la facultad en esta situación había un grupito al que conozco y con el que afortunadamente me llevo fabulosamente, cada vez que los veo. Entre copas y baile, comenzó el debate sobre la libertad; el cual se puede describir en palabras más sencillas “Porque Carlos se decidió a casarse”. En las profundidades de nuestro análisis nació la frase “Nadie puede ser totalmente libre sin haber probado el libertinaje”.
Aquí voy a hacer una pausa técnica, para citar al diccionario, porque luego el mundo se escandaliza.
Libertad, El derecho de las personas para elegir de manera responsable su propia forma de actuar. Libertinaje, libertad excesiva y abusiva en lo que se dice o hace.
La charla empezó con nuestras aventuras de la adolescencia, las anécdotas que compartimos con el novio y de allí nos seguimos como hilo de media.
Para que entiendan las vueltas que le dimos al tema les tengo que explicar la adolescencia desde la biología. Les advierto que estoy a punto de ponerme científica, pero sigan conmigo.
Durante la adolescencia suceden dos cosas muy importantes que dan forma al carácter.
- 1) según los expertos, el cráneo; hogar de nuestros maravillosos cerebros, alcanza su tamaño definitivo.
- 2) retamos los límites que nos han impuesto.
Ahondando en el punto 1. Durante la adolescencia alcanzamos nuestras dimensiones definitivas, pero la biología en su maravillosa sabiduría no nos llena la cabeza de líquido para rellenar el espacio vacío. Sino que hace que nuestras neuronas se multipliquen hasta que nuestro cerebro alcanza su tamaño definitivo. Como todas las células de nuestro cuerpo, ninguna es ociosa. Es decir, las neuronas nuevas no están precisamente rascándose el núcleo con las dendritas mientras se les asigna una tarea. Al contrario, empiezan a generar nuevas redes neurales y de allí salen todas las tarugadas que se nos ocurren en la adolescencia.
Ellas son las responsables de que hacer gelatinas con vodka para festejar el día del niño en la escuela o ir por quecas/cervezas al Ajusco entre semana, suene a una buena idea o que pensemos que la peda que agarramos jugando billar; en miércoles en el “burbujas” se nos va a bajar con una gorditas de carnitas bien picosas y que nuestros padres no van a notar nuestro estado alcohólico o la cruda al otro día.
En esta época de nuestras vidas entre nuestras las nuevas neuronas y las ganas de comernos al mundo retamos los limites que nos han impuesto en casa, en la escuela y hasta el sensei de la clase de karate. Todo esto con la único y biológico objetivo de hacernos madurar. ¡A esto le decimos libertad…Ah! ¡Maravillosa inocencia!
Sin embargo, la verdadera libertad viene cuando alcanzamos las segunda mitad de nuestros 20’s Cuando tenemos un trabajo, pagamos nuestras cuentas, no tenemos que pedir el auto prestado; ya que podemos pagar nuestro taxi de ida y regreso, y hasta le damos los vales de despensa a nuestra madre para contribuir con el gasto. La casa de nuestros padres se convierte en el “Dormicilio”; porque solo llegamos a dormir. Es en este momento en el que según la definición es que somos realmente libres. Pero allí no para la cosa, empezamos a empujar los limites de los axiomas y paradigmas que aprendimos de niños. Es entonces cuando probamos el Libertinaje.
Cuando hablamos de libertinaje nuestra conclusión fue que el libertinaje depende de cada una de las personas. Este depende de las limitaciones que cada quién tuvo al crecer. En nuestro caso (y digo nuestro porque esta época la compartir con otras 4 personas) salir de parranda, ligar y embriagarnos era nuestro hit. Volver de madrugada con los tacones en la mano para poder subir la escalera, persignar la cerradura antes de atinarle con la llave y dar el número de locatel como mi número de celular (lo sabía deletrear con todo y 044, jajaja) era de lo más divertido y atrevido del mundo. Eso sí siempre con uno de nosotros como conductor “Resignado” cuyo deber era permanecer sobrio para manejar, verificar la cuenta y devolvernos a casa a todos sanos y salvos, desde camarones hasta taxqueña. Éramos fiesteros pero responsables.
En el caso de otro amigo; hijo único (sobreprotegido), su libertinaje era hacer toda actividad que tuviera una alta probabilidad de partirse su mandarina en gajos…salto en paracaídas, bicicleta de montaña, escalda en roca y hasta arrancones. La adrenalina era lo suyo y yo su porrista personal.
Volviendo a Carlos y nuestro debate, al terminar la maestría mi amigo decidió “al diablo con la monogamia.” Empezó a salir con cuanta femina le tirara el chon; la neta mi amigo si estaba super potable y más fácil que la tabla del 1. A todas se las cantaba derecho. La relación duraría lo que durara y les aclaraba que el no estaba en plan serio, que si las agendas coincidían bien y si no también. Eso sí nunca dejo su papel de caballero en brillante armadura. Por lo que no falto la que se aferro a que el cambiaria de idea, lo que nunca sucedió. Cuando esto sucedia nos tocaba entrar a la cancha.
Como buenas amigas que somos tuvimos que deshacernos de una que otra. Recuerdo a una chica a la que dejamos en la mesa sentada casi toda la noche durante una boda. Pasamos la noche rolándonos a Carlos para bailar. Pero que conste en el acta que no lo hicimos de mala leche teníamos una asignación que cumplir. Como buenos soldados cumplimos con la misión designada de principio a fin. Una semana después botaron a mi amigo…
Solo que un día mi compinche decidió que ya se había cansado del desmother que era su vida sentimental, en total ejercicio de su libertad tomo una decisión …el resto es historia. Hoy Carlos es un señor de familia con esposa, niño y camioneta. Vamos también hay hombres que sueñan con la vida rosa y no falta la que se apunte.
Después de 9 años de nuestro ameno debate, sigo totalmente de acuerdo con esta máxima de la vida, según nosotros. Para ser realmente libre debes probar el libertinaje, lo que sea que esto signifique en tu vida. Solo habiéndolo probado este puedes entonces tomar decisiones libres con base a la experiencia adquirida.
Corolario, Hoy cuando salgo de fiesta ya no subo las escaleras con los tacones en la mano, tengo elevador en mi edificio. Que les digo, uno aprende de los momentos difíciles.
Rene
3 años agoQue bonito es ese concepto que hablas de libertad y responsabilidad. Y en cuanto al libertinaje, siempre que vaya acompañado de respeto y honestidad, es una cosa maravillosa eso de rebasar los límites (ajenos o autoimpuestos) y que ahora den tan buenos recuerdos. Bien ahí.