Pídele a la vida… para que se ría de ti!

Cuando somos niños, nos enseñan a pedir deseos; cuando soplas la velita del pastel, cuando vez una estrella fugaz y hasta cuando te arrastran a misa. La inocencia te hace creer que, si pides con muchas ganas, se te van a conceder los deseos. Pero todos sabemos que así no funciona la vida. Sí algo he aprendido en estos años caminando en el planeta es que hay que tener cuidado con lo que pides porque la vida tiene un sentido del humor muy retorcido.

Recuerdo que durante mi niñez hubo una época durante la cual en el salón hubo fracturados (un pie, una clavícula y un brazo), una apendicitis y pasamos por una epidemia de rubeola y una de paperas todo lo anterior distribuido en 18 meses. Por casi dos ciclos escolares, mi salón fue una enfermería.

Me acuerdo perfecto que cuando regresaban a clases todos los afectados, las maestras los trataban con algodones. Como si se fueran a romper. Bueno hubo a quien por sentirse cansado después de 15 fuera por rubeola le perdonaron los exámenes del día. – ¡Les prometo que así fue!

Claro, las maestras no sospecharon que solo fue una excusa para pedir las preguntas de los exámenes al final del día. Ya que el muy listo se encargó de solo sacar 8’s y 9´s. Probablemente sus mejores calificaciones del año escolar.

Yo quería que me dieran algo; deseaba enfermarme de lo que sea, para no tener que ir a la escuela y cuando volviera pudiera hacer lo mismo en los exámenes. Es más, con no tener que ir a la escuela dos semanas me conformaba – ¡Pero No! Resulté más sana que un burro y hasta medalla de asistencia y puntualidad gané. Aparentemente fui la única que no se enfermó de todo el salón.

Después en la secundaria; el primer año, cuando volvimos de las vacaciones casi todas tenían senos y/o brackets. Yo deseaba tener senos o al menos brackets como el 70% del grupo, pero no. Yo era plana como tabla y con los dientes tan alineados que hasta el dentista me felicito, porque no iba a necesitar aparatos… -Otra vez yo era el bicho raro del salón. 

Mi única opción era que me salieran los senos. – ¡Pero YA!, tampoco pasó.  Hasta segundo de secundaria, me salieron los senos, de un día para otro -¡YEI! ya no iba a ser la plana del salón…pero ahora no me quedaba la mitad de mi ropa. – Yo así no juego.

Para acabarla, todas empezaron a usar maquillaje a lo largo de ese año escolar. El famoso “Ángel Face de Ponds”, que cubría las imperfecciones o sea escondía los granitos. Granitos, el pretexto perfecto para maquillarte en la secundaria. Pretexto 100% avalado por las mamás. – “Profesor, déjela usar el maquillaje no ve que se siente insegura con tantos granitos” Obvio no solo era usar polvo, era rímel y labial de tono muy bajito, pero lápiz labial al fin y al cabo.

– ¡Yo con la cara lavada! porque solo las que tenían granitos podían usar maquillaje, para que “su autoestima no se viera afectada”. – ¡Y mi autoestima, Que! ¡Yo también quiero usar maquillaje!

De alguna forma todo mundo parecía obtener lo que deseaba, menos yo. Lo cual a veces me ponía colgada de la lampara y hasta a Dios le pedí granitos en la cara. – Un granito, Dios, ¡por favor! Solo uno o dos, aunque sean chiquitos. De verdad, no tienen que ser muy vistosos lo suficiente para que me pueda poner maquillaje. Ándale, ¿Sí? Pero ni madres que se me concedió, cara lavada hasta que termine la secundaria.

El misterio de porque no se me concedían los deseos se resolvió muchos años más tarde, cuando Blanca me dijo “hay que aprender a pedir”. Si no, a la menor provocación la vida se va a carcajear de ti en tu cara.

– Cuanta razón tenía Blanca. Y es que nadie tiene un sentido del humor más retorcido que el universo.

Sino me creen hay les va. Ejemplos, claros y concisos de lo que estoy diciendo.

Tengo un amigo muy querido, norteño el cabrón, a quien conocí hace unos años en un curso, Juárez, le decimos. Imaginen al típico norteño bien echado pa’lante, todo rudo, con unos brazotes que le encanta lucir cuando hace un pinche frio del carajo. Así como lo oyen, el wey anda en camiseta a 5°C como si fuera primavera y hasta se ofende cuando le preguntas por el sweater y es que no puedo evitar quererle poner un sweater, la neta me da más frio de verlo todo destapado. -Pues que soy niña o que pa’ andar con chambritas, suele contestar.  Pinche frio, pero el Juárez, es muy macho y se aguanta.

Bueno aquí entre nos eso de que es muy macho lleva comillas. Nadie como él, para hacer el moño perfecto con listón en una colita de caballo y si lo agarras de humor, también sabe hacer trenzas. Claro que, según él, aprendió a la peinada porque no le gustan las mujeres con cabeza de león. Lo que pasa es que tiene alma de estilista el cabrón, aunque no lo admita.

Pues resulta que entre el relajo un día nos dijo que su fantasía siempre fue “tener dos mujeres en su cama”, pero no se le había cumplido.

Por supuesto, cabe señalar que eso que pidió años antes, se le concedió. Exactamente lo que pidió fue lo que recibió. Además, la vida se las concedió como a él le gustan; güeritas, de ojo de color y caritas de ángel. El minúsculo e insignificante detalle radica en que una es su esposa y la otra su hija. jajaja

Cuando me llamó para notificarme del nacimiento de su nena, después de felicitarlo, no pude evitar soltar la carcajada y recordarle de su fantasía. La conversación fue algo así:

– Chaparra. ¡Ya soy papá! Está bien hermosa mi nena, gracias a Dios es igualita a su madre.

– Felicidades, Juárez. Gracias a los dioses que no saco tu jeta. ¿Y cómo está la muñeca?

Nota: así le digo a todas las niñas porque básicamente cuando se tiene una hija es como tener una Barbie de verdad que puedes vestir a tu gusto.

– Muy sana y de buen comer. Fíjate que ahorita duerme con nosotros porque es más práctico para que le den el pecho. Porque eso sí, es de buen diente como su papá.

En este momento solté la carcajada.

– Wey, ya te disté cuenta de que el universo te acaba de conceder tu anhelada fantasía. Tienes dos mujeres en tu cama y te una te va a decir “papí”.

– Pinche Chaparra; jajaja; no cabe duda de que estas más cerca del infierno que todo el mundo. jajaja

Nota; Juárez dice que yo me voy a ir al infierno porque, por mi estatura me queda más cerca que el cielo. No crean que es por otra cosa.

– ¡Tienes razón! jajaja ¡Solo que no exactamente lo que yo tenía en mente! jajaja

– ¡Pues para que no específicas, cual era tu idea! Tu dijiste “Mi fantasía es tener dos mujeres en mi cama” y ahora ya las tienes, jajaja

Y seguimos diciendo tarugadas hasta que literalmente lloramos de la risa. Justo antes de colgar mi amigo muerto de la risa, me dijo.

– Pinche Chaparra, la vida te la va a aplicar y yo me voy a reír de ti.

Palabras proféticas del Juárez. Todo es risa hasta que me tocó que la vida me la aplicara, justo a inicio de este año.

Les cuento. En las muchas noches de filosofía y vino, entre amigas, que sucedieron en mi casa. Un día se me ocurrió decir “Yo un día voy a tener un cajón en el departamento de un soltero profesionista y exitoso, para no tener que ir con mi maletita cuando me quede allí”

Definitivamente debí ser más específica en mi deseo; igual que Juárez, la vida me concedió mi deseo tal cual lo pedí. ¡Es más no tengo un cajón, tengo dos cajones! Solo que el soltero profesionista y exitoso…es mi hermano.

Mi hermano actualmente vive fuera del país por su trabajo, que se lo llevo lejos de nuestro “México Lindo y Querido”. Así que, para las fiestas de fin de año, me toca volar a su nuevo terruño para que no esté solito y es que a él le toca trabajar en esas fechas.  Este año no fue la excepción y hasta árbol de navidad puse en su casa para que se sintiera el espíritu navideño. -Pa’que vean que, si soy una buena persona, no como dice Juárez. 

Para variar y no perder la costumbre, me atacaron las rebajas de fin de año. No lo pude evitar… la mente es débil y la MasterCard rápida. Compré un “par de cositas”, las cuales ocuparon “algo” de espacio en mi maleta.

Cuando estaba empacando para volver a casa, me di cuenta de que existía la posibilidad de que me cobrarán el peso extra de la maleta. Obvio, entre en pánico ¿Que tal que la aerolínea no me deja llevar más peso?

Fue justo en ese momento que ocurrió, se me concedió mi deseo. Exactamente como lo pedí. Un soltero, profesionista exitoso me ofreció no uno, sino dos cajones para guardar mis cosas en su departamento.

No tuve que aplicar invasión hormiga o hacer insinuaciones de lo practico que sería tener mis cosas en su casa. No, nada de eso. El simplemente me ofreció los cajones. Imaginen la siguiente escena. Mi maleta sobre el sillón de la sala, mis cosas estratégicamente agrupadas en la mesa del comedor, dos sillas y la mitad del sofá.

– Bro, Creo que no me va a caber todo lo que traía ¿Que voy a hacer con mis cosas, si la aerolínea no me deja llevar más peso? -hago carita de susto-

– Déjalas (me hace cara de no mames y con tono voz de, que dramática eres) Agarra un cajón de la cómoda sino te cabe hay un cajón vacío en el tocador del baño.

– Bueno (con sonrisa de lado a lado)

Muy contenta fui a la recamara, encontré un cajón vacío y guarde mi pijama, algunos calcetines y un par de playeras. Luego fui al baño y guardé mis artículos de tocador en el cajón vacío. Total, voy a volver en el verano, para festejar el cumple de mi hermano, no tiene caso andar paseando esto; pensé. Solucionada la crisis terminé de empacar y cerré la maleta. Acto seguido nos fuimos al aeropuerto.

– ¡Objetivo logrado! No me cobraron sobrepeso.

Cuando llegué a casa después de dormir un rato; porque no pegue el ojo durante el vuelo. Empecé a desempacar. Muy contentita por mis compras, me di a la tarea de guardar el botín. En eso estaba cuando pase frente a la foto de mis amigas, colgada en mi pared.

– Juro que; desde la foto, me guiñaron el ojo el par de babosas.

En ese instante parada frente a la foto recordé la conversación, que hacía años había sucedido en mi casa, y solté la carcajada…definitivamente la vida tiene un sentido del humor bastante retorcido.

– ¡Juárez! Ya me la aplicaron, puedes reírte de mí…que me vale. jajaja

About Author /

Su formación profesional es en el área de las ciencias para la salud. Con 4 décadas de vida es una ciudadana más del planeta, irreverente, sin filtro boca cerebro y opinóloga profesional. Que nos comparte sus ideas.

1 Comment

  • Rana
    3 años ago

    Alguna vez hicimos una lista del hombre ideal de una amiga. Y semanas después nos dice: encontré al hombre de la lista, tiene todos los puntos!! Pero Tenía un pequeño detalle… no le gustaba bañarse!!! La conclusión fue que al pedir deseos se fuera excesivamente detallados.

Leave a Comment

Start typing and press Enter to search