Este 14 de febrero, no te olvides del amigo mas fiel
Que tal raza en este número, y aprovechándonos del cliché de las fechas, vamos a parlotear de temas sentimentales y cursis, pero no como todos abordan el tema, ya saben, de los noviecitos pubertos que apenas descubren al amor y que juran que su novia, novio o ñu de la secundaria o prepa va con el que se van a quedar hasta que se mueran (ja ja ja).
Tampoco vamos a tirar hate a lo bruto a la fecha, no vamos a decir que es un constructo mercadológico para incentivar el consumo en un mes que no tenia nada que celebrar y que ya de por si estaba descafeinado por el simple hecho de ser mas corto que los demás, si vives en México pudieras argumentar que se celebra el día de la bandera o la constitución, pero seamos francos, nadie se acuerda de esos días, al menos que seas un adepto furibundo a la historia como un servidor.
Lo que realmente me mueve escribir estas líneas, es compartir una reflexión del amor y cariño incondicional que nos regalan nuestras mal llamadas “mascotas” mas bien me gusta denominarlos como parte de mi familia (aunque eso también suena a cliché). Actualmente en mi vida hay varios perritos hay de todo un poco, grandes, chicos, gordos, flacos; pero quiero contarles específicamente de Zelda.
Hace unos años viví un cambio de ciudad y lo que menos pensaba que necesitaba en ese momento era tener un perro , sin embargo yo creo firmemente que tu no eliges tener un perro, ellos te encuentran y una mañana de abril al salir de mi casa para ir a trabajar y justo a punto de subirme al carro me percaté que entre la llanta delantera y la carrocería había un cachorro aún muy pequeño, a ojo de buen cubero no pasaba del mes de nacido y que cuando lo cargue lanzó un aullido de dolor tan grande que me fue imposible dejarlo ahí desamparado, después me percaté que no era cachorro, era una cachorrita mestiza o como aquí decimos “malix pek”.
Rápidamente decidí ponerle un nombre de manera interina y como “The Legend of Zelda”, siempre ha sido mi videojuego favorito no fue muy complicado llamarla ZELDA. Me dispuse por “colgar” en Facebook una foto de la perrita con la leyenda que rezaba: “perrita busca casa”, “¿Quieres Adoptarme?”, evidentemente como no era “un ejemplar de raza” nadie contestó el post, ni el mío ni el de mis amig@s que amablemente se ofrecieron a ayudarme.
Para no hacer mas largo este episodio, me quedé con Zelda, nadie quiso adoptarla y pues como yo ya me había encariñado con ella, no me pareció a esas alturas mala idea; tendrían que ver los ojos con los que me veía y en realidad me sigue viendo hasta la fecha, el amor hace que valga la pena todo.
Eventualmente tuve que regresarme a Cancún y por supuesto que no iba a dejar a Zelda, cargue mi coche con las cosas mas ligeras y con mis perritos y después de 17 horas Zelda y rudo estaban conmigo aquí en Cancún, de verdad es indescriptible lo bien que se portaron, y digo que es increíble porque los que conocen a Zelda saben lo inquieta que es, pero en ese viaje se comportó a la altura; por eso yo no entiendo ni justifico a las personas que dicen que dan en adopción a sus mascotas por cambio de residencia, no me imagino el dolor que pasan esos animalitos al no entender porque sus humanos ya no están con ellos.
Actualmente Zelda tiene 4 años y sigue conmigo, sigue siendo muy juguetona y sigo viendo en sus ojos el cariño, la gratitud y el amor que vi en ellos desde el primer día y si tuviera que cambiar de ciudad mil veces, en todas ellas los primeros acompañantes serían mis perritos.
Es cuánto.