El surrealismo de vacunarse en plena pandemia
Diario post-vacunación
Dia 10 después de la aplicación de la vacuna contra COVID-19: Hoy me siento perfectamente bien. Hice una clase de yoga de YouTube de 90 minutos y el miedo de convertirme en Zombi parece haber cedido. Estoy convencida de que a estas alturas; post vacuna, las probabilidades de morir y volver a la vida como zombi son técnicamente nulas. Me he servido un bourbon con quina, he prendido un cigarro para acompañar mi trago y heme aquí, vivita y coleando.
Ya sé que soy una dramática y que solo me falto grabar un mensaje de despedida en video. Como en las películas apocalípticas.
De casualidad notaron que, en las películas de zombis, el hilo conductor de casi todas empieza por un animalito con el cual experimentaban algún virus, experimento que se les salió de las manos y termino eliminado de la faz de la tierra a casi toda la raza humana. ¿Les suena conocida la trama? ¿Quién no ha visto los memes de la sopa de murciélago? o ¿Escuchado las teorías conspiratorias de que el virus es una creación humana?
Como sea que haya sido llevamos más de un año viviendo en una “cuarentena” eterna y lo que antes parecía una extraña costumbre de otras partes del mundo (hacer home office) ahora es la historia sin fin – Literalmente, de nuestro día a día. Así que cuando dijeron vacuna pues allá vamos.
-Voy a confesar que yo odio, pero odio vacunarme. Con cada refuerzo de la vacuna de tétanos o con la vacuna de influenza me da fiebre de 38.5 °C y malestar generalizado que me dura mínimo dos días. Mi sistema inmune es un pesado y la hace de tos a lo grande con cada vacuna.
Con todas las reservas del mundo y sabiendo lo que me venía, me fui a vacunar. ¡¡¡La vacunación más surrealista del mundo!!!
De entrada, llegas y te ponen en una fila que más bien parece una línea de conga. Todos los que vienen acompañados van pegados cual muéganos, por más que los organizadores piden una fila y explican que guarden la distancia; la sordera testicular (- es decir él “no te oigo por mis webos”), se hace presente. Cuando por fin logran ponerlos en una fila, la fila avanza y otra vez se hace la línea de conga. De vano nos enseñaron a hacer fila y tomar distancia en la primaria. – Sí la Miss de primero nos viera se desmaya y de menos nos manda a casa con un sellito en la libreta de tareas.
Después de unos minutos, por fin entré a donde nos van a vacunar. Te sientan; en el área hay elementos de la marina vigilando la vacunación. Ahora si todos calladitos y en su lugar, ¡no que, no! Entonces el personal de enfermería nos muestra el vial, recién salido de la hielera y empieza a cargar las jeringas, poniéndolas sobre la hielera. Pasó siguiente empieza la vacunación en serie. Cual fábrica de ensamble, torunda, inyección, el que sigue, torunda, inyección, el que sigue.
Llego mi turno, -¡¡Santos piquetes Batman!! Yo no soy precisamente musculosa así que cuando me clavaron la aguja, sentí que me llego hasta el Humero. Lamento reportarlo… pero me acorde hasta de la tatarabuela de la enfermera, con todo respeto (obviamente).
Después de la vacunación a la zona de observación. Todos ya vacunados, nos sentaron en sillas perfectamente alineadas y separadas. Toca llenar el formato de vacunación. La señora junto a mi se baja el cubrebocas y se inclina para pedirme una pluma. ¡¡Casi me caigo de la silla para alejarme!! O sea, ya estamos vacunados pero la vacuna no es de efecto inmediato. ¡Ubíquese Señora y súbase el cubrebocas! (no lo dije; solo lo pensé, pero estoy segura de que con la mirada que le eche la señora entendió el mensaje). porque se subió el cubrebocas y se enderezo en su silla. Pasado el susto, los organizadores repartieron plumas para los no traían y cuando las recogieron las limpiaron con alcohol en gel, minuciosamente.
Regresando a casa, me tomé un paracetamol. ¡Ah! como me dolía la mano, no el brazo la mano. Juro que la enfermera le atino no solo a mi humero sino también a alguna contractura porque me dolía hasta la punta de los dedos. -Mi lado optimista decía “Vacunación y acupuntura en un solo piquete” pero mis deditos índice y medio decían ¡ni madres! ¡nos dieron directo en un tendón!
La fiebre empezó alrededor de las 21:00 hrs. con todo y el paracetamol puesto. Mis anticuerpos empezaron la guerra contra el agente extraño que ahora corría por mis venas. Con la fiebre y el dolor de mano, los pensamientos más ridículos empezaron a pasearse por mi mente.
-Que tal que la enfermera sí le dio al humero y me convierto en Zombi. Ya me duele todo el cuerpo, ¿mi cuerpo se estará muriendo y no me estoy dando cuenta?
De pronto, se me ocurre – Y sí me convierto en zombi y me como a mis niñas (hablo de mis perros, no se espanten). Mi cabecita empezó a correr escenarios como loquita. Pronto llegue a la conclusión que no me las podría comer. De entrada, porque entre las dos son más fuertes que yo, pero por mucho. Además, seamos realistas yo no tengo look para ser un Zombi. ¿Cuándo han visto a un zombi en mameluco con botitas de borrego en la tele? O un Zombi ¿caminando en tacones de 10 cm? Luego, con mi tamañito y mi cabellera, sería como un micrófono ambulante. Y ni pensar en que se me arrugue la cara, con todos los suero y cremitas que me pongo. ¡¡imposible que me arrugue!! Sin mencionar los dientes de los zombis, -Wacala. Si no me matan primero los perros, me mata Alex (mi dentista) si daño su cuidadoso trabajo en mi boca…otra vez.
Sin embargo, no hay nada mejor para sacarme de mi sueño febril que mis perros. El problema de tener dos perros de 20 y tantos kilos, es que no las puedes ignorar cuando piden atención. Todo me dolía. Salir de la cama hacía cada articulación dolía y no había de otra. Tenía que salir de la cama para sacar, alimentar a mis niñas y comer algo.
Al día siguiente, ¡porque no! pongo en la tele “La Guerra del Mañana” y me quedo dormida. No porque, la película estuviera mala sino porque mi cuerpo no daba para estar despierta más de una hora.
– Que empiezo a soñar con un mundo post apocalíptico. Como en todas las películas y series, el equipo de gente más capaz es el que sobrevive. Hay va mi cabeza a pensar a quienes escogería para sobrevivir…
Para variar salieron a relucir mis ideas sobre lo que los niños tienen que aprender/hacer para que sean adultos adaptables y seguros. A ver hay les va mi lista:
1) Tienen que subirse a un caballo lo antes posible, para aprender a confiar en que “dominan” una situación que les es extraña y muy grande.
2) Tiene que aprender primeros auxilios; incluyendo dar RCP. Aquí no necesito explicarles.
3) A nadar, pero a nadar bien o al menos lo suficientemente bien para no ahogarse.
4) Aprender a cocinar, aunque sea lo más básico como huevitos para desayunar.
5)Tienen que tomar alguna clase de artes marciales o box o kick boxing algo que les ayude a defenderse si es necesario. Con el beneficio de que estas clases les enseñan disciplina, control y desarrolla la memoria muscular.
Así que, en mi cabeza, empezó a repasar la agenda y a sacar a los que definitivamente no incluiría. De primero todas las que tiene niños consentidos están fuera de mi equipo. En todas, pero todas las películas siempre matan o se muere el niño chillón y por protegerlo se muere toda la familia. ¿Se imaginan el final de la “Vida es Bella” si el niño no hubiera seguido las instrucciones de su papá? Con eso de que con la educación de ahora los papas dejan que los niños se les trepen a las barbas, pues eliminada la mitad de mi agenda. Siguientes eliminados, los que no saben trabajar en equipo, los que no siguen instrucciones y los que se ponen muy nerviosos.
Para no hacer el cuento largo, lograron pasar mi febril filtro, mis amigos paramédicos y algunas otras personas. Obvio he de mencionar que el top 10 de mis personas favoritas en el mundo, también pasaron el filtro.
– La que casi no pasa el filtro fui YO. No puede ser hasta con fiebre soy muy crítica conmigo. Estuve a punto de eliminarme de la lista porque:
1)No me gusta acampar, mi idea de acampar es un hostal donde compartes el baño con el resto del piso. Entonces vivir en una ciudad llena de Zombis es un suicidio.
2) No soy fan de caminar en la naturaleza. Digamos que mi relación con la naturaleza es de mutuo respeto. Los bichos no se me acercan ni yo a ellos y la tierra seca me provoca dermatitis.
3) Soy super friolenta y pierdo temperatura con una facilidad ridícula. Soy algo así como una iguana necesito de sol para poder moverme y si hace frio pues no me muevo. En todas las películas siempre apagan el fuego en la noche o sea ya me morí de hipotermia.
4)Pego como niña. -Sí, ya sé que en estos tiempos no esta bien visto decir eso. ¡Pero es cierto! En las clases de kick boxing y box; porque no hay nada mejor para liberar el estrés, por más fuerte que le pego al saco este apenas si se mueve. No mencionemos que hago un plié antes de dar una patada lateral. ¡parece que estoy en clase de ballet!
Pero como no me podía eliminar. -¡Hay que sobrevivir! Tenía que encontrar como darle la vuelta mis manías. Al final concluí que, sí aprendo a andar en moto, a usar un arma de fuego y aguantar a la naturaleza podría sobrevivir en el mundo post apocalíptico con el resto del equipo. Cada uno hace su parte y a webo que sobrevivimos todos.
Lo que también me di cuenta es que no conozco ningún agrónomo o alguien que sepa de plantar/cuidar, tomatitos y esas cosas. -A mi hasta las flores de plástico se me mueren, cuando las lavo ya valieron. También necesitamos alguien sepa de cuidar ganado -Hablo de vaquitas, borregos y esos animalitos, no del otro “ganado”.
Nota mental; hacer amistad con un agrónomo o un ranchero, por aquello del calentamiento global y cualquier evento apocalíptico. ¡Ya sé! Voy a incluir en mi perfil de Bumble “busco ingeniero agrónomo para bonita amistad duradera”
En total pase 3 días en “coma” post vacunación. Dia 1: con fiebre y dolor de cuerpo. Dia 2: Un poco de fiebre y dolor de cuerpo. Dia 3: solo quería dormir y dormí, estaba exhausta. Dia 4 desperté como si nada, fresca como lechuga orgánica bañada por el roció de la mañana.
-Antes de que empiecen con teorías conspiratorias. ¡NO! ¡No es culpa de la vacuna! Tampoco es que sea yo una chillona y dramática…bueno dramática Sí, pero solo un poquito. Lo que pasa es cuando se trata de vacunas yo soy el humano defectuoso capaz de arruinar un ensayo clínico perfecto. Digamos que mis anticuerpos tienden a la exageración, pero de que la vacunación me funciona. Me funciona.
Ahora, Sí me preguntan de donde salió el bicho. En mi opinión hay muchos “bichitos” en la naturaleza que no conocemos y deberíamos dejar de intentar modificar la faz de la tierra. Nuestras selvas y bosques son entes vivos y complejos, como el cuerpo humano. En ellos hay muchos organismos que ni imaginamos, que entran en contacto con nosotros cuando los devastamos. Se me ocurre pensar que el COVID-19 igual que otros virus actúan como el sistema inmune del planeta para controlar la plaga que podemos ser los humanos.
Afortunadamente hoy en día contamos con la ciencia para desarrollar vacunas y mitigar la catástrofe. Así que, a vacunarse, no vaya a ser que nos volvamos los protagonistas de una serie de zombis.